MOVIMIENTO DEL PUEBLO
ORIENTAL
POR UN PAIS ARTIGUISTA,
PRODUCTIVO Y DESCENTRALIZADO.
“Yo no soy vendible ni quiero más premio por mi empeño que ver libre a
mi Nación"
José Artigas al Virrey Pezuela – 28 de julio de 1814.
¿PORQUE?
La iniciativa surgió espontáneamente en distintos
puntos del país, entre ciudadanos Orientales que compartimos un mismo
sentimiento de “Patria Artiguista” y que con rebeldía sostenemos todos y cada
uno de nosotros: “!Ni me voy, ni me callo!”
Nuestro Pueblo se encuentra en medio de una profunda
crisis... de confianza. Ante ella, los paisanos Orientales, distribuidos por
todo el país, nos hemos llamado a la reflexión sobre nuestra Identidad cultural
repasando la historia, revisando nuestra actualidad y repensando el futuro de
la sociedad a la que pertenecemos por opción consciente. Somos todos distintos
pero unidos, por el Respeto y por la Armonía que sentimos al reconocer lazos
comunes que nos vinculan al proyecto político: multiétnico, productivo y
descentralizado que heredamos de nuestro Jefe: don José Artigas.
Compartimos la voluntad de “plantar bandera” en los
Valores irrenunciables de Justicia, Paz, Honor, que enaltecen nuestro
comportamiento colectivo, y también compartimos el deseo de aportar nuestra
energía a la “Restauración Oriental” de la doctrina contenida en el Ideario
Artiguista. Llamamos a la actividad
Política (acción de gobierno de la sociedad civil), no partidaria,
constructiva, pacífica, y revolucionaria: porque busca el cambio de la
estructura del Sistema de Administración Pública.
Los sucesivos gobiernos uruguayos, han mostrado la
incapacidad de establecer y aplicar una política que favorezca el desarrollo
armónico del país, que “exige el castigo de los delincuentes y premio
de los virtuosos”. Las palabras de José Artigas, resultaron una
profecía vigente, porque: “Sin estas dos bases ni tendremos Patria, ni
se consentirá la Libertad, sino que triunfará la voz ambiciosa del hombre
tirano.”
Las consecuencias de la exageración
en el centralismo y la burocracia son: caída en la calidad de vida, enorme
concentración de la riqueza y generalización de la pobreza. El centralismo y la
burocracia, son la esencia misma del actual Sistema de Administración Pública
Uruguayo, favorecedor del clientelismo y de la deshonestidad administrativa que
son destructivos del entramado social y productivo del país.
Los “parches” fueron puestos y no funcionaron.
Esfuerzos de coordinación político partidario como la Concertación Nacional
Programática (CONAPRO - 1984) fueron desvirtuados en los hechos por la mala fe
y por un complejo Sistema de Administración Pública establecido por el actual
Ordenamiento Jurídico que permite que una vez logrado el Gobierno, “el Poder”,
haga su voluntad, incumpliendo los compromisos establecidos al Pueblo en sus
plataformas electorales.
Con esta convocatoria estamos como en 1816, cuando
Artigas responde a Güemes:
“Nada podemos esperar, sino de nosotros mismos”.
No somos constitucionalistas, ni pretendemos serlo,
pero sabemos donde nos aprieta el zapato y queremos que las relaciones entre
dirigentes y gobernados se establezcan “desde abajo hacia arriba” mediante la
descentralización efectiva del poder, recuperando los Cabildos eliminados por
ley de 1829.